Por Teodoro Rentería Arróyave
Para el martes 27 de agosto de 2024
SÉPTIMA Y ÚLTIMA PARTE
Concluimos con las frases del segundo discurso de la doctora, Claudia Sheinbaum Pardo que pronunciara este 15 de agosto como presidenta electa de México, que agregadas al primero al que ya nos referimos, delinearán, de acuerdo con nuestro personal criterio periodístico, al Gobierno de la primera presidenta de México:
En ese propósito terminamos con el que la inminente Jefa del Ejecutivo Federal calificó como el segundo mandato de las urnas: Es tiempo de Mujeres, que empata con nuestro pronunciamiento de que, “el siglo XXI es el siglo de las mujeres.
Claudia Sheinbaum, en una retrospectiva de la historia patria, nos recuerda que tuvieron que transcurrir sesenta y cinco hombres presientes previos para que hoy podamos decir presidenta”.
Para luego afirmar en esa línea de la lucha de la igualdad de géneros, que no se cansará de repetir que no es un triunfo individual, al precisar que ese día -15 de agosto de 2024-, “llegamos todas, con la llegada de la primera mujer presidenta”, al insistir, al repetir que no es un triunfo individual porque el pueblo de México tomó la decisión de que continuara la transformación y que fuera tiempo de mujeres”.
Y se remitió a la historia patria para hablar de las mujeres: Porque, afirmó, “hoy con nosotras llega Leona Vicario, ideóloga, independentista, pionera del periodismo, mujer comprometida con la causa insurgentes. Llega Josefa Ortiz, perdonen que no diga de Domínguez, quien orientó el rumbo de la lucha y definió los tiempos que marcaron la primera transformación.
Y también llegan las chinacas, que defendieron a la patria y jugaron un papel importantísimo en la defensa de nuestra soberanía y nuestra independencia. También llegan las obreras, pioneras de la exigencia de los derechos laborales frente a la dictadura de Porfirio Díaz.
Llegan Dolores Jiménez y Juana Gutiérrez, precursoras intelectuales que empujaron junto con grandes hombres la Revolución. Además de los ideales de justicia social, incorporaron demandas que tienen vigencia hasta nuestros días como el cierre de la brecha salarial.
Llega Elvia Carrillo Puerto, Hermila Galindo, Refugio García, Consuelo Uranga y Esther Chapa, que, con la tercera transformación, la Revolución Mexicana, conscientes de que es imposible hablar de justicia social, excluyendo las demandas de las mujeres, lucharon por el reconocimiento del derecho a votar. Y el derecho a la educación, el derecho al divorcio y el derecho a la salud, claro que amamos a nuestras familias y a nuestros esposos, pero son derechos irrenunciables.
A todas ellas les dijeron, nos dijeron que éramos el sexo débil, pero demostraron y hemos demostrado, no solo la indiscutible fuerza de estas mujeres históricas sino su fuerza popular y revolucionaria y de todas nosotras.
Llega Sor Juana Inés de la Cruz, llega Frida Kahlo, llega Rosario Castellanos. Pero además de estas referentes históricas, cuando digo llegamos todas, no solo me refiero a quienes, ahora saldando una deuda histórica con nuestro pasado, tienen un lugar en el paseo de las heroínas en Reforma.
En el nombre de una calle o de quienes se han escrito biografías o filmado películas. También llegan las invisibles que con estas líneas hago visibles. Hago aparecer a quienes quisieron desaparecer, las que lucharon por su sueño y lo lograron, las que lucharon y no lo lograron. Llegan las que pudieron sacar la voz y las que no lo hicieron. Llegan las que han tenido que callar y luego gritaron a solas.
Llegan las más marginadas. Llegan las abuelas, las bisabuelas que no aprendieron a leer y escribir porque la escuela no era para niñas. Llegan nuestras tías que encontraron en su soledad la manera de ser fuertes, Llegan nuestras madres que nos dieron la vida y después volvieron a dárnoslo todo
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