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martes, 14 de enero de 2025

La evidente ilegalidad del gobieno.



Fernando Schütte Elguero.

El desafío de la seguridad en México va más allá de los cárteles y las amenazas internacionales, hemos podido ver que en los últimos meses, el gobierno federal ha dado pasos significativos en la lucha contra de los generadores de violencia del crimen organizado, particularmente contra los cárteles de la droga, gracias a operativos de alto impacto que han llevado a la captura de líderes importantes. No podemos negar que el número de homicidios ha disminuido de manera importante. Sin embargo, a pesar de estos avances, las ciudades y las carreteras del país continúan siendo escenarios de violencia, robos, secuestros y extorsiones, lo que evidencia que el problema de la inseguridad va mucho más allá de los grandes capos del narcotráfico. La verdad es que el país necesita una estrategia integral que abarque desde el fortalecimiento institucional hasta la participación ciudadana, para garantizar la seguridad pública en todos los niveles.

La delincuencia en México no se limita al narcotráfico. Robos a casa habitación, asaltos en transporte público, extorsiones a comerciantes y homicidios vinculados a conflictos locales, abijeato, son parte de la cotidianidad en muchas regiones. Las carreteras, por ejemplo, son particularmente peligrosas debido a la presencia de bandas que se dedican al robo de carga y al secuestro exprés y es en las carreteras federales en donde la ilegalidad del gobierno es más que evidente, todos vemos como impunemente los huachicoleros (vendedores de gasolina robada), venden sus productos a la vista de todos y esa es una muy mala señal, una señal de impunidad que permite que otros delitos se cometan.  Además, las zonas urbanas enfrentan un alto índice de delitos del fuero común, que afectan directamente la percepción de seguridad de la población.

Este panorama deja claro que el enfoque exclusivo en los cárteles no es suficiente. Aunque es vital desmantelar estas organizaciones, el gobierno federal, los estados y los municipios deben implementar medidas coordinadas y diversificadas para abordar la inseguridad desde sus causas como lo ha solicitado la Presidenta Sheinbaum.

¿Qué hacer? Bien urge fortalecer las instituciones de seguridad, en ello la profesionalización de las policías municipales es esencial. Muchas de estas policías carecen de capacitación adecuada, recursos básicos y protocolos de actuación claros. El gobierno federal debe invertir en la creación de academias regionales para entrenar a los policías, mientras que los estados y municipios deben garantizar salarios dignos y condiciones laborales justas para evitar que los oficiales sean cooptados por el crimen organizado. 

Actualmente, las estrategias de seguridad suelen fragmentarse debido a la falta de coordinación entre los tres niveles de gobierno. Es fundamental establecer mesas de trabajo permanentes y reuniones de objetivos (delincuentes conocidos y peligrosos) ,que incluyan a las fuerzas federales, estatales y municipales, además de promover el intercambio de información en tiempo real para combatir el crimen de manera más efectiva.

Las carreteras del país necesitan vigilancia constante. Esto podría lograrse mediante el despliegue de la Guardia Nacional en rutas críticas, la instalación de cámaras de seguridad con monitoreo en tiempo real y la creación de operativos mixtos entre fuerzas estatales y federales. Además, se debe implementar un sistema de denuncias rápidas y efectivos mecanismos de respuesta inmediata.

Un sistema judicial débil perpetúa la impunidad. Los tres niveles de gobierno deben trabajar para garantizar que los delitos, tanto graves como comunes, se investiguen y sancionen de manera efectiva y eficiente. Esto implica capacitar a los ministerios públicos, que son el mayor problema, reducir los tiempos procesales, aumentar el número de juzgados y establecer juzgados especializados en delitos de alto impacto. Trabajar en la prevemción del delito, y en ello la participación ciudadana podría ayudar mucho, y que esta tenga los medios para promover la cultura de legalidad.

El uso de la tecnología es indispensable, como herramienta para la seguridad pública y sería mejor si estuviera interconectada, aunque se limite el compartir algunos datos.

El gran reto para México es diseñar una estrategia de seguridad que trascienda los discursos políticos y las coyunturas internacionales. La violencia no se resolverá únicamente con operativos espectaculares ni con medidas punitivas. Es necesario construir instituciones sólidas, recuperar la confianza ciudadana y atender las causas estructurales de la delincuencia.

Y casi lo olvido, la politización de la seguridad pública es la mejor garantía para que esta no exista.

@FSchutte

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