Fernando Schütte Elguero.
El envío de los 29 narcotraficantes de alto perfil a Estados Unidos ha generado una gran controversia en México, ilegalidad en las formas, entreguismo, aceptación de la mayoría, incomodidad en la clase política, etc. Mientras el gobierno de Claudia Sheinbaum presenta esta acción como un golpe certero contra el crimen organizado, la realidad es que este movimiento puede tener consecuencias imprevisibles en la seguridad nacional. Al mismo tiempo, la extradición pretende mejorar con el presidente Donald Trump, quien ha exigido medidas más drásticas contra el tráfico de drogas. Pero detrás de esta decisión se percibe una posible ruptura entre Sheinbaum y su mentor político, Andrés Manuel López Obrador.
Los cárteles del narcotráfico han evolucionado en estructuras más descentralizadas, y cada vez que un líder es capturado o extraditado, la estructura criminal no desaparece, sino que se reconfigura. La historia ha demostrado que la remoción de capos no destruye a los cárteles, sino que los vuelve más impredecibles y violentos. Ahora se generarán vacíos de poder en diversas organizaciones criminales, porque quien suponga que los 29 enviados no seguían operando estando presos, se equivoca. Líderes de los cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación (CJNG), del Golfo, de Juárez y Los Zetas han sido enviados a Estados Unidos, dejando a sus estructuras en una encrucijada. Las consecuencias más probables son disputas por territorios y falta de reconocimiento de acuerdos previos.
Células pequeñas y menos organizadas aprovecharán la falta de liderazgo para expandirse, replicando lo que ocurrió tras la fragmentación de los Beltrán Leyva y los Caballeros Templarios, evidentemente esto se traducirá en una mayor violencia en las calles, los ajustes de cuentas y la falta de una jerarquía estable provocarán un aumento de homicidios, desapariciones y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
El problema radica en que el gobierno mexicano parece no tener una estrategia clara para evitar que esta “extradición” provoque un caos interno.
Para el presidente Donald Trump, la entrega de 29 narcotraficantes es un logro político que refuerza su imagen de líder implacable contra el crimen organizado. La administración de Trump ha sido insistente en exigir más acciones de México contra el narcotráfico, y el envío de los 29, se convierte en una victoria que ya utiliza en su discurso político, tema con el que justifica su política de seguridad fronteriza y su retórica antiinmigrante y le permite afirmar que su presión sobre México ha dado resultados.
Dice que gracias a él, México finalmente está actuando contra los cárteles (también otros lo pensamos así). Este tipo de declaraciones refuerzan su imagen ante sus votantes, especialmente aquellos preocupados por la crisis de drogas en EE.UU.
La entrega de estos criminales puede interpretarse como un acto de sumisión de México con las políticas de Trump.
Uno de los aspectos más intrigantes de esta extradición es su impacto en la política interna de nuestro país, particularmente en la relación entre Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador.
Desde su elección como sucesora de AMLO, Sheinbaum ha intentado equilibrar la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación con la necesidad de marcar su propio liderazgo. Sin embargo, la extradición de los 29 criminales podría ser un punto de ruptura con el exmandatario. AMLO adoptó una estrategia de seguridad que hoy lo inculpa como cómplice, en contraste la decisión de Sheinbaum de entregar a estos criminales es lo que marca un giro radical en la estrategia de seguridad. AMLO puede sentirse traicionado y si AMLO se pronuncia en contra de esta medida, podríamos ver el inicio de una ruptura dentro de Morena. Sheinbaum, al tratar de marcar su propio liderazgo, podría alejarse de su mentor político y provocar una división dentro del partido.
Si la relación entre Sheinbaum y AMLO se deteriora, podrían surgir dos facciones dentro de Morena y yo opino que sería en beneficio de la democracia.
La política implementada por Omar García Harfuch es una estrategia que tiene múltiples implicaciones. En términos de seguridad, puede desatar una crisis interna en México al fragmentar a los cárteles y generar un aumento de la violencia en varias regiones, pero también en un plazo razonable, puede lograr la pacificación de México.
El verdadero desafío para la presidente Sheinbaum será manejar las consecuencias de las decisiones en materia de seguridad y demostrar si realmente puede gobernar con autonomía o si terminará entregando el poder a la sombra de su antecesor.
P.D. Lo que está sucediendo en la Ciudad de México es inaudito, 16 muertos en un día, como si fuera Guanajuato o Sinaloa.
@FSchutte
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