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lunes, 23 de junio de 2025

Concatenaciones | Juegos de guerra




Fernando Irala

Cuatro meses exactos después de tomar posesión de su segunda presidencia en los Estados Unidos, Donald Trump dio el paso más temerario de su mandato, al ordenar y llevar a cabo el bombardeo de tres instalaciones estratégicas en Irán, acusando al régimen de ese país de utilizarlas para enriquecer uranio y producir armamento nuclear.

Maestro de la mentira, Trump había prometido en campaña acabar con las guerras “interminables y estúpidas” en Medio Oriente, y hace apenas unos días parecía contener las ansias belicistas del gobierno israelí, mientras preparaba el ataque que el fin de semana presumió como una operación militar única y perfecta.

Tras el ataque bélico, por lo pronto reina la confusión. No está claro que las instalaciones bombardeadas hayan tenido realmente material nuclear, o que la incursión haya dado con eficacia en los blancos, pues en las regiones cercanas no hay indicios de la radiación esperable después de un embate como el ocurrido.

Aunque el gobierno norteamericano lo niegue, la ofensiva del pasado sábado equivale a una declaración de guerra contra el régimen fundamentalista que ha mantenido el control de Irán por más de medio siglo.

Lo que viene es impredecible, aunque ya se han producido las primeras reacciones. El parlamento de Irán ha aprobado el bloqueo militar del estrecho de Ormuz, vía marítima por donde transita cerca de una cuarta parte del petróleo que se comercia en el planeta, medida que al aplicarse dislocará por completo no sólo el mercado de hidrocarburos, sino toda la economía internacional.

Para el gobierno iraní, la acción inmediata es obligada. Aguantar el golpe sería una estrategia suicida, pues generaría su debilitamiento interno y en la región. Atacar con mayor virulencia a Israel es una posibilidad muy cercana, lo cual no hará sino escalar el conflicto que se vive en la zona, y que ha derivado en el arrasamiento de la franja de Gaza y el sufrimiento redoblado del pueblo palestino.

Quienes observan la escena internacional han alertado sobre la posibilidad de que al crecer fuera de control esta contienda, estemos en el preámbulo de la Tercera Guerra Mundial.

Y ya se sabe que es sencillo ubicar cuál es el disparo, la bomba o el incidente que desata una guerra. Lo que nunca se conoce es cuándo, cómo y a qué costo terminará.

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