martes, 20 de octubre de 2015
Paradigma Económico / ¡Son las instituciones!
Por Gustavo Rentería a las 13:20 archivado en Columnas Nacionales Dinero | Comentarios : 0
Jorge Sánchez Tello*
Las instituciones de México se encuentran ante un constante descrédito por parte de los políticos que han ejercido de forma irresponsable sus cargos y por parte de algunas organizaciones que tienen un claro interés en debilitarlas para tener una República cada vez más desacreditada. Más allá de las reformas, es necesario retomar la importancia que tienen en un sistema democrático la fortaleza de las instituciones políticas, económicas y financieras en un país, porque al final para implementar las políticas públicas y poder transformar a nuestras instituciones se necesita el arte de la política.
Maquiavelo escribe “El Príncipe” para explicar cómo funciona el poder y qué deben hacer los gobernantes para tener éxito. Sin embargo, Daron Acemoglu y James A. Robinson se preguntan recientemente ¿Qué hace que algunos países se enriquezcan mientras otros continúan tercamente en la pobreza? Para ellos, ni la situación geográfica ni la cultura son suficientes para revelar por qué unos países tienen éxito y otros no. Lo que es fundamental para que un país crezca es tener instituciones que crean incentivos y de este modo determinan las políticas públicas que pueden ayudar a tener un mejor país.
Acemoglu y Robinson son bastante más prácticos que netamente teóricos, no porque la teoría carezca de importancia, sino porque es, a fin de cuentas, la realidad la que termina por confirmar o refutar las propuestas generadas en las investigaciones.
Cada sociedad funciona gracias a un conjunto de reglas políticas y económicas creadas e impuestas por el Estado y los ciudadanos colectivamente. Y mientras las instituciones económicas dan forma a los incentivos económicos, es el proceso político lo que determina bajo qué instituciones económicas se vivirá, y son las instituciones políticas las que determinan cómo funciona ese proceso. Nuestro país sufre un gran riesgo de ruptura institucional ocasionado por las personas que han dinamitado a las instituciones por la corrupción y la debilidad de un Estado que no se atreve a aplicar la ley.
Las instituciones políticas de una nación marcan la capacidad de los ciudadanos de controlar a los políticos e influir en su comportamiento. Esa es la principal diferencia entre países como Estados Unidos, Finlandia, Noruega y México, en los primeros se aplica la ley y en el nuestro vivimos en un país con instituciones débiles que ano son capaces de enfrentar los desafíos que tenemos como nación.
Sin embargo, no todas las instituciones son positivas y es importante separar las instituciones extractivas de las instituciones inclusivas que son las que realmente han tenido como resultado a los países exitosos. El socialismo, el fascismo y el nazismo son un diseño institucional extractivo por naturaleza, tal como demostró la realidad y como lo denunciaron, a su manera y desde sus trincheras , incluso hombres de la izquierda como George Orwell en el campo de la cultura.
Para conseguir el éxito económico, también es relevante que las instituciones puedan tener la fuerza y autonomía de los partidos políticos para hacer cumplir la ley y el orden, proteger la propiedad privada.
A nadie conviene seguir dinamitando las instituciones del país, hay que reformarlas y transformarlas para que puedan ser más eficaces las políticas públicas que permitan tener un mejor Estado de Derecho y que sin duda tendrá un mejor impacto en las instituciones económicas y financieras del país. Si no construimos un estado de derecho para fortalecer las instituciones existe un claro riesgo de ruptura institucional, cuidado.
* Economista e investigador asociado de la FUNDEF.
www.fundef.org.mx
www.jorgesancheztello.com
Twitter: @jorgeteilus
Las instituciones de México se encuentran ante un constante descrédito por parte de los políticos que han ejercido de forma irresponsable sus cargos y por parte de algunas organizaciones que tienen un claro interés en debilitarlas para tener una República cada vez más desacreditada. Más allá de las reformas, es necesario retomar la importancia que tienen en un sistema democrático la fortaleza de las instituciones políticas, económicas y financieras en un país, porque al final para implementar las políticas públicas y poder transformar a nuestras instituciones se necesita el arte de la política.
Maquiavelo escribe “El Príncipe” para explicar cómo funciona el poder y qué deben hacer los gobernantes para tener éxito. Sin embargo, Daron Acemoglu y James A. Robinson se preguntan recientemente ¿Qué hace que algunos países se enriquezcan mientras otros continúan tercamente en la pobreza? Para ellos, ni la situación geográfica ni la cultura son suficientes para revelar por qué unos países tienen éxito y otros no. Lo que es fundamental para que un país crezca es tener instituciones que crean incentivos y de este modo determinan las políticas públicas que pueden ayudar a tener un mejor país.
Acemoglu y Robinson son bastante más prácticos que netamente teóricos, no porque la teoría carezca de importancia, sino porque es, a fin de cuentas, la realidad la que termina por confirmar o refutar las propuestas generadas en las investigaciones.
Cada sociedad funciona gracias a un conjunto de reglas políticas y económicas creadas e impuestas por el Estado y los ciudadanos colectivamente. Y mientras las instituciones económicas dan forma a los incentivos económicos, es el proceso político lo que determina bajo qué instituciones económicas se vivirá, y son las instituciones políticas las que determinan cómo funciona ese proceso. Nuestro país sufre un gran riesgo de ruptura institucional ocasionado por las personas que han dinamitado a las instituciones por la corrupción y la debilidad de un Estado que no se atreve a aplicar la ley.
Las instituciones políticas de una nación marcan la capacidad de los ciudadanos de controlar a los políticos e influir en su comportamiento. Esa es la principal diferencia entre países como Estados Unidos, Finlandia, Noruega y México, en los primeros se aplica la ley y en el nuestro vivimos en un país con instituciones débiles que ano son capaces de enfrentar los desafíos que tenemos como nación.
Sin embargo, no todas las instituciones son positivas y es importante separar las instituciones extractivas de las instituciones inclusivas que son las que realmente han tenido como resultado a los países exitosos. El socialismo, el fascismo y el nazismo son un diseño institucional extractivo por naturaleza, tal como demostró la realidad y como lo denunciaron, a su manera y desde sus trincheras , incluso hombres de la izquierda como George Orwell en el campo de la cultura.
Para conseguir el éxito económico, también es relevante que las instituciones puedan tener la fuerza y autonomía de los partidos políticos para hacer cumplir la ley y el orden, proteger la propiedad privada.
A nadie conviene seguir dinamitando las instituciones del país, hay que reformarlas y transformarlas para que puedan ser más eficaces las políticas públicas que permitan tener un mejor Estado de Derecho y que sin duda tendrá un mejor impacto en las instituciones económicas y financieras del país. Si no construimos un estado de derecho para fortalecer las instituciones existe un claro riesgo de ruptura institucional, cuidado.
* Economista e investigador asociado de la FUNDEF.
www.fundef.org.mx
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