Último Momento

lunes, 26 de septiembre de 2016

La Cueva de la Hidra / Democracia: Última llamada

Margarita Jiménez Urraca

Son muchos los que quieren ser gobernadora o gobernador del Estado de México pero pocos los que contenderán y sólo una o uno la elegida o electo.  ¿Cuáles serán las alianzas que definirán el destino final de la elección? ¿Qué estrategias seguir hoy que la televisión y la radio abiertos enfrentan problemas y las redes sociales dictan tácticas deferentes? ¿Los Millenians cómo son, dónde están, cómo piensan, les importan las elecciones? ¿Se les puede mover a votar? Lo cierto es que la vida democrática en la dimensión electoral vive no sólo la incertidumbre propia de su naturaleza sino una crisis de conocimiento de los electores, de los motivos del voto oculto, del abstencionismo, de la desconfianza en los partidos y más, lo que propicia derrotas previsibles y victorias indefectiblemente cuestionables.

Las redes sociales contribuyen también al deterioro de los partidos, las malas noticias, los rumores o conductas erróneas se viralizan, caen en trampas, lo que sumado a la falta de respuestas e identificación con la sociedad propician la pérdida de militantes y simpatizantes que no han atendido en décadas. “La camiseta puesta” ya es una quimera. Los institutos políticos saben que están expuestos al juego perverso de la oferta y la demanda del mercado electoral, aislados de la realidad ciudadana.

Producto de una paradoja democrática, los partidos hacen cuentas del número de votos que necesitan para ganar y para ello buscan no sólo al mejor candidato sino a los partidos bisagra con los cuales aliarse para ganar en coaliciones antes inimaginables ideológicamente, mientras los ciudadanos tratan de resolver su agenda y tomar revancha. Los partidos –las marcas– son un estorbo en algunos casos, más que apoyo para sus campañas.

Las redes sociales democratizan. El acceso ciudadano de los conectados a la Red, así como los partidos y los equipos de los candidatos la han convertido en la nueva arena política, con la novedad que las antes mayorías silenciosas se dejan ver y escuchar; se va a su conquista, como lo hiciera “El Bronco”, el que logró mucho electoralmente pero cuyo actuar produjo que la desilusión fuera del mismo tamaño que la expectativa. No lo salvaron las redes sociales. No sólo se trata de utilizarlas, hay que tocar entraña, persuadir. Difícil la nueva realidad de la vida democrática que cada día demanda más de un nuevo tiempo en que ninguna estrategia es garantía.

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