Donald Trump desde su postulación a las primarias fue criticado y descartado para ganar la nominación, objeto de descalificaciones y criticas durante la campaña presidencial, pues todos daban por hecho que jamás llegaría a ser presidente, ha tenido que hacer frente a las burlas y cuestionamientos sobre sus propuestas presidenciales, más que dando la cara a los medios, la mayoría de las veces por medio del Twitter, escribiendo más de 350 tuits, después del 8 de noviembre en que ganó las elecciones.
A unas horas de asumir el gobierno de uno de los países mas poderosos del planeta, casi en la soledad y sin la presencia de los principales lideres mundiales, Trump sigue luchando sólo contra un mundo que aún no cree que pueda gobernar a los Estados Unidos, pero que desde ahora dormirá con el temor de despertarse con las promesas cumplidas del presidente.
Los líderes de los países ricos y muchos gobiernos de América Latina, entre ellos México, parecen haberse quedado huérfanos con la llegada de Donald Trump al poder, abandonados a su suerte. Trump parece estar dispuesto a rediseñar el mundo y a averiguar con quienes cuenta para ello, identificar sus detractores y excluir a los que no son de su interés.
Trump desea rescatar la identidad de los Estados Unidos, por esa razón no hay ningún hispano en su gabinete ni latinos en los festejos de su ascensión como presidente. El concierto que ofrecerá estará a cargo de las estrellas de la música country, Toby Keith y Lee Greenwood; como respuesta a los millones de estadounidenses que han visto en él resurgir a los Estados Unidos, desgastados por una crisis iniciada en 2008 que los ha empobrecido.
Sin embargo, en está ocasión los festejos por la llegada del nuevo presidente serán perturbadas por manifestaciones de protesta de cientos de miles de estadounidenses que no creen en Donald Trump. Esos cientos de miles de estadounidenses, en las redes sociales se han hecho llamar la “Resistencia”, término que apareció después que Trump fuera proclamado ganador, con un “hashtag” en Twitter llamado #Resist, junto a otro que dicen: #NotMyPresident y #NeverMyPresident.
Estamos acudiendo a la división de los Estados Unidos y al nacimiento de un germen socialdemócrata en el seno de un país que ha encarnado el capitalismo y el imperialismo, como su fase avanzada de desarrollo, porque si de algo sirven las crisis es para provocar saltos en el desarrollo económico y social de una sociedad aletargada por la crisis iniciada en 2008, aún sin resolver; para que surjan nuevas fuerzas que hagan posible el cambio hacia el futuro.
Esos hombres, mujeres, jóvenes, ecologistas, sindicalistas, negros, latinos, asiáticos, anglosajones, son cientos de miles de ciudadanos que están en contra del nuevo presidente de los Estados Unidos. Podríamos decir, que hay un movimiento de jóvenes que se han puesto a la vanguardia de un movimiento social aún sin grandes lideres, el cual ha sido alentado por el pensamiento del senador Bernie Sanders en lo político y en lo económico por el premio nobel de economía Paul Krugman, por ahora dispuestos a defender los logros del gobierno de Obama.
Hasta hoy, nadie ha hecho caso a Donald Trump, han descartado sus amenazas y calificado con más de un epíteto; sin embargo, sería bueno que ahora lo tomen en serio, sobre todo México y China. La crisis económica mundial iniciada en 2008, ha dado tiempo suficiente para que los líderes mundiales la solucionaran, creando un nuevo orden económico internacional, algo que no hicieron. Ahora, la llegada de Dolad Trump propiciará un reacomodo económico y geopolítico, haciendo a un lado el libre comercio y las viejas alianzas, poniendo en entre dicho la globalización y sus beneficios.
Pese a que el mundo parece dividirse ahora entre aquellos que defienden el libre comercio y los que quieren volver al proteccionismos, Trump entre ellos, muchos saben bien que el libre comercio y la globalización no han sido los mejores medios para generalizar la riqueza y crear un mundo más equitativo, menos desigual; las élites gobernantes están conscientes en el fondo de que la globalización no ha beneficiado a todos por igual, lejos de ello, la pobreza y la desigualdad han crecido, haciendo del planeta un mundo más inseguro, victima de las guerras, las migraciones y el terrorismo.
Con la llegada de Donald Trump al poder, habrá que releer la historia para saber más de lo que hizo el populismo en el pasado en Europa; pero también, habrá que leer a Lenin en los años posteriores de la revolución rusa de 1917, para entender cómo en medio de la crisis del capitalismo que condujo a la segunda guerra mundial, como ahora, populistas y socialdemócratas se quedaron a la zaga de los movimientos sociales.
El populismo se ha convertido ya en una realidad en el mundo. Sin valorar las consecuencias, en el Reino Unido se votó por la salida de la Unión Europea y en los Estados Unidos por Trump, en Francia y Alemania pronto veremos que deciden los electores. Pero en los próximos años, sin duda, veremos como el comercio y la geopolítica se reacomodan con la llegada de Donald Trump.
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