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lunes, 29 de julio de 2019

Dobleces / Agitación en Chiapas

Israel Mendoza Pérez
@imendozape

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador sabe que la pacificación del país debe alcanzar a Chiapas. La tarea pendiente en esa zona es el acercamiento con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); sin embargo, este movimiento armado considera, en la actualidad, que el Presidente es un reformista ingenuo, una especie de boy scoutque amanece pensando en realizar la buena obra del día.

Pero no sólo se trata de la crítica que le hacen al modelo político de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en el círculo cercano del presidente se encuentra un enemigo acérrimo e histórico de la lucha zapatista. El Jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, es el hombre duro del gabinete que desde años atrás tiene un conflicto abierto con el zapatismo por la afectación a sus intereses económicos de aquella época.

A mediadios de los 90, Alfonso Romo incursionaba en el negocio de la agrobiotecnología, a través del Centro Internacioal de Investigaciones y Capacitación Agropecuaria (CIICA), en una extensión de 4 mil 500 hectáreas en Chiapas, muy cerca de las zonas de influencia zapatista.

Tras la irrupción del zapatismo en la región y su levantamianto armado, el empresario regiomontano no dudó en criticar al movimiento armado a través de declaraciones hechas aExpansiónen enero de 1997: “desestabilizó e hizo más pobre a la región. Le ha hecho un enorme daño al país y a miles de familias: gran parte de la crisis de 1994 se debió al miedo que fomentó la guerrilla. La presión social no disminuye con balas, sino promoviendo la riqueza”.

Por ello es que a inicios de julio, el Presidente desempolvó una foto histórica de 1994 en la que se encuentra el subcomandante Marcos, Cuahtémoc Cárdenas y Rosario Ibarra. Previo a la publicación de esa foto nostálgica, llamó al EZLN a la unidad. La convocatoria no es más que una señal para el Subcomandante Marcos de que hay cercanía en el proyecto político; sin embargo, por los intereses económicos y financieros que representa Romo Garza es que el EZLN se encuentra alejado de esa ideología capitalista, como suele llamarle.

En estos días la Comisión Bicamaral de Concordia y Pacificación (Cocopa) acordó citar a reunión de trabajo a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para conocer cuál es la postura de esta administración en torno a la solución del levantamiento armado en Chiapas y al restablecimiento del diálogo. Por no hay diálogo ni menciones a este tema. En el espectro de inseguridad, la guerrilla se encuentra en el aislamiento de la agenda de gobierno.

De existir y darse condiciones de acercamiento con el EZLN no se daría con Olga Sánchez Codero, sino más bien con el subsecretario Alejandro Encinas ya que es quien puede dar de manera más clara la postura que tiene el gobierno federal con el movimiento zapatista. Pero sólo sería Encinas Rodríguez quien puede tener más viabilidad para entablar una posible mesa de diálogo con el zapatismo, pues ni el gobernador Rutilio Escandón goza de simpatías ya que se ha continuado con la política represora en la entidad en contra de luchadores sociales. Todo ello documentado por varias Organizaciones No Gubernamentales.

De esta manera la 4-T tiene un tema olvidado y repetirá el mismo esquema de sus antecesores ya que desde el sexenio de Vicente Fox, ningún otro gobierno se ha encargado de retomar el diálogo con el grupo armado.

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