Por el bien de la República y por la salud de la democracia, la Suprema Corte declaró inconstitucional la Ley Bonilla.
En una histórica primera sesión virtual, los ministros del máximo tribunal, aprobaron por unanimidad el proyecto de Fernando Franco que aceptó las acciones promovidas por partidos políticos y la Comisión Nacional de Los Derechos Humanos. Con esta fundamental decisión, el empresario de los medios de comunicación, no podrá ampliar de dos a cinco años su periodo de mandato.
Falta, para así combatir la impunidad -el gran cáncer de México-, una amplia investigación para saber cómo un congreso de mayoría panista le regaló a un gobernador de Morena tres años de mandato. ¿A cambio de dinero en efectivo? ¿Acaso intercambiaron votos por hacer perdidizos expedientes de alta corrupción? Esas respuestas tenemos que conocerlas los bajacalifornianos y todos los mexicanos, y esos legisladores deben de ir a la cárcel. Claro, también los miembros de los cabildos que votaron a favor.
Más allá de la necesaria rectificación jurídica, la Corte nos hizo otro anuncio ese 11 de mayo: en 2021 habrá 15 elecciones de gubernatura, Baja California incluida.
Obviamente los aspirantes y suspirantes se engallaron, los opositores andan crecidos, y el gobernador Bonilla anda como avestruz (sus alas pequeñas que no le permite volar y tirar la toalla después de la vergüenza; cabeza pequeña como cualquier vulgar ambicioso, sin dientes y sin credibilidad; y con la cabeza bajo la tierra, símbolo de los traidores a la democracia).
Claramente hay un beneficiado después de esta historia trágica: el alcalde de Tijuana, Arturo González Cruz. En el norte del país, ya lo apodan el “futuro gobernador” y en el sur de California, Estados Unidos, también solo se habla de él.
Administrador de empresas por el Tec de Monterrey, emprendedor en bienes raíces, presidente de la Cámara de Comercio local, y después a nivel nacional; en 2019 fue postulado por la coalición Juntos Haremos Historia a la presidencia municipal de Tijuana, obteniendo 152 mil votos, que representaron casi el 43 por ciento de los sufragios. Parece que no tendrá competencia alguna.
El PRI vive su peor momento, y Jorge Hank Rhon es precisamente lo que ya no quiere la gente, y la senadora Alejandra León Gastélum no tiene posibilidad alguna. El PAN dividido, ni juntando a sus tres posibles gallos podría dar la batalla: Oscar Vega, Jorge Ramos y el ex alcalde de Mexical, Gustavo Sánchez.
Arturo González debe poner sus veladoras para que el Gobierno de la República no se lo lleve de corbata con el terrible desempleo, un rebrote del Covid-19, la inseguridad creciente, el stunami económico y decenas de linduras de la 4T. Todo indica -a un año y días de las elecciones- que el alcalde de Tijuana ocupará el despacho que hoy ocupa el vergonzante e impresentable de Jaime Bonilla.
*Periodista, editor y radiodifusor.
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