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lunes, 10 de agosto de 2020

Comentando / Morena, sexenio y T4a se hunden por mesianismo e incapacidad

* Al interior del gabinete se manifiesta hartazgo, desilusión, inconformidad

Luis Repper Jaramillo*
lrepperjaramillo@yahoo.com.mx

La realidad brota. La debacle de Morena y de la Transformación de 4ª es un hecho. Pleito de vecindad al interior del partido en el poder evidencia descontrol, pérdida de liderazgo, desobediencia y hartazgo de gabinetes, dirigentes, militantes, chairos son prueba de que Andrés Manuel ha perdido el mesianismo que lo llevó en julio de 2018 a ganar la elección presidencial.

Pero, no es casual el desorden, sino causal, debido a la soberbia, incapacidad para gobernar, dictadura, egolatría, narcisismo, nulo perfil profesional para el cargo, es resultado,   prueba evidente de que desde la cabeza hasta los pies en la T4a, la improvisación,  ocurrencias, dislates muestran una administración incapaz, negada para gobernar a casi 127 millones de mexicanos. Bastó un año 9 meses para comprobar que fue un error de 30 millones de confiados que votaron por él, con la esperanza de emprender un cambio… y lo logró, pero en retroceso: pobreza, pobreza extrema, homicidios, desempleo, recesión, inseguridad, indiferencia a los pobres (que fue su bandera de campaña en 2018 “Primero los Pobres”).

Corrupción, complicidad, impunidad, sumisión (a Trump, a la delincuencia organizada), nepotismo, “cuotas, cuates y cotos” (ADN del PRI que se inyectó El Peje en sus venas que aun fluyen de tricolor), más la arrogancia de que tiene que ser el centro de todo, sin delegar funciones, que es cualidad que un líder debe tener. Se adicionan los barbarismo expuestos líneas arriba que tiene prendido con alfileres incandescentes al sexenio, que como van las cosas, no llega ni al tercer año, cuando en 2022 los mexicanos vayamos a las urnas a decidir la “revocación de mandato”, que por incapacidad e ineptitud deberá dejar Palacio Nacional, al que aspiró durante 19 años.

No es una exposición visceral, las pruebas son contundentes, los mexicanos se enteran todos los días a través de los medios de comunicación, de las redes sociales, de las versiones de víctimas o familiares de ellas que quedaron sin empleo, fueron asaltados, enfermaron de COVID, que su estatus sociales descendió,  estar agobiados por las deudas personales o familiares y perder auto, casa o prendas empeñadas.

No es visión personal, sino generalizada de una población (menos, desde luego, chairos, amlovers, pejesombies, fans, botts, etc.) harta, desilusionada, engañada, que confió en Andrés Manuel y los traicionó.

Lejos está aquel luchador social, eterno candidato presidencial, líder de masas que arrasaba multitudes, llenaba plazas, el Zócalo de la CDMX, con discursos “ideales” que convencían al más incrédulo. Aquel Peje que destrozaba mandatarios, gobiernos, programas sociales, que se atrevió a “mandar al Diablo en dos ocasiones a sus instituciones”  nomás porque el IFE e INE no le dieron el triunfo contra Felipe Calderón, del PAN, en 2006 y Enrique Peña Nieto, del PRI, en 2012.

El López Obrador que violentando Constitución, leyes, reglamentos, derechos humanos de capitalinos y visitantes, tomó, asaltó, bloqueó (2006) Paseo de la Reforma de la Ciudad de México por más de 45 días, en rechazo a su derrota frente al panista michoacano.

Considerado un excelente candidato presidencial, pues en 3 elecciones, con mañas, discursos, acciones –como asumirse “Presidente Legítimo” con todo y Gabinete- dio férreas batallas ideológicas, políticas, programáticas, de gobierno, ¡de ética y moral! Hoy, a más de 615 días de asumir el cargo, que tanto deseó, muestra su fracaso como mandatario por no aplicar lo que tanto criticó de Fox, Calderón y Peña. Esto nos lleva a considerar que en el discurso hay un Peje, en la realidad un Andrés Manuel López Obrador, un sujeto sin preparación, capacidad, visión de Estado. Sólo un politiquero barato que llegó a Palacio Nacional a cobrar venganza, a desquitarse de la mafia del poder, de los delincuentes de cuello blanco, de la prensa fifí, de los señoritingos. A violentar, por capricho e indolencia la Constitución Política, las leyes que de ella emanan, los reglamentos y todo lo que implique observancia y respeto a disposiciones civiles, ciudadanas, morales y éticas.

En este contexto, desde el inicio de su miserable gestión, dio muestras de acciones y disposiciones viscerales (por carecer de neuronas), como quitar a madres trabajadoras las guarderías (golpe cobarde de ídem ordenador), despedir a más de 1 millón de burócratas, desaparecer los consultorios médicos (centros de salud) a donde acudía la gente pobre.

Como excelente manipulador (dictadorsuelo) pretendió manejar desde Palacio Nacional todas las dependencias, marginando en operación y toma de decisiones a los titulares. Por ello, apenas iniciado el sexenio le renunciaron Germán Martínez Cáceres al IMSS, Carlos Urzúa a la SHCP, Josefa Ortiz, a SEMARNAT. Tonatiuh Guillén del Instituto Nacional de Migración, Patricia Bugarín, a la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana Federal; Guillermo García, a la Comisión Reguladora de Energía, y varios más.

Pese a lo anterior, López continúa manipulando y decidiendo por los encargados del despacho, como en Hacienda, en donde Arturo Herrera, es un “florero”, igual que Jorge Alcocer, en Salud. Ahí, el Peje dispuso que el Subsecretario del ramo Hugo López Gatell, asuma las funciones de Secretario, minimizando a Alcocer, convertido en “maceta” de la calle de Lieja. Irma Eréndira Sandoval, cómplice y nulidad en el combate a la corrupción (en donde ella está involucrada), es otro títere al frente de la Secretaría de la Función Pública. La más reciente fue la de Javier Jiménez Espriu, a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

La lista es larga, sumo a Alfonso Durazo Montaño, disque Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (Federal) quien sólo contempla, ve pasar y evade su responsabilidad de combatir a la delincuencia organizada, que tiene controlado al país, mientras este “florero” se mantiene pasivo, inactivo, condescendiente.

Cuando tuvo una acción acertada, su obligación, al capturar y detener al narcotraficante y asesino Ovidio Guzmán Loera (hijo del Chapo), el dictadorsuelo López, le ordenó vía telefónica soltarlo, liberarlo, pese a tenerlo esposado y resguardado por elementos de las fuerzas armadas (GN, Ejército, Marina). Durazo obedeció ciegamente, sin argumentar nada; sin que el delincuente haya sido presentado ante el Ministerio Público Federal, violando protocolos y leyes judiciales por los cataplines de Andrés Manuel. Ni los Secretarios de la Defensa, Marina, Guardia Nacional o el Fiscal General de la República (Alejandro Gertz Manero) defendieron su responsabilidad y ética profesional. ¡El dictador ordenó!  Todos sumisos y arrastrados obedecieron la ilegal disposición… Por ello son cómplices de omisión, colusión, corrupción e irresponsabilidad oficial.

Justamente por estas acciones y cientos más el gobierno de la T4a es un fracaso. Los funcionarios del gabinete que tienen algo de ética, moral, neuronas, dignidad, han manifestado desencanto, hartazgo, desilusión y “tamaños” para enfrentar al émulo de Hitler, Chávez, Maduro, Ortega, Bolsonaro.

Aun en funciones, el Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Víctor Manuel Toledo, no soportó más imposiciones de López y en reunión privada con funcionarios del gabinete legal, soltó la verdad (lo que no ha hecho Emilio Lozoya, por acuerdo perverso con Andrés Manuel) sobre lo que en realidad es la Transformación de 4ª.

Sabiendo o no, que sus palabras eran grabadas en audio y video, el funcionario habló “la llamada Cuarta Transformación, a la cual pertenecemos, está llena de contradicciones y lucha de poder al interior del Gabinete federal”… “tengo mis diferencias con otros colaboradores del Presidente López Obrador. Comparto con ustedes lo que yo he vivido y he observado en estos 10 meses (él sustituyó a Josefa Ortiz) porque efectivamente la 4T, como tal, como un conjunto claro y acabado de objetivos, no existe. No existe”.

“Ya encarrerado el ratón”, dice el refrán popular, Víctor Toledo, abundó “por el contrario, este Gobierno de la 4T está lleno de contradicciones y esto se expresa concretamente en luchas de poder al interior del gabinete, que yo lo he notado en varias líneas”… No se guardó nada –por hartazgo, rencor, cansancio, inconformidad- siguió su spich “por lo anterior y más no debemos idealizar a la 4T. La visión que tenemos en la Semarnat no está para nada en el resto del gabinete y me temo que tampoco está en la cabeza del Presidente, hay que decirlo”.

Acusó que el principal obstáculo, dique, problema de la T4a tiene nombre y apellido, es Alfonso Romo, Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República (principal patrocinador de la campaña de Andrés Manuel, hacia Palacio Nacional)  quien se encarga de “bloquear” proyectos ambientales y de transición energética. Otra que agita las aguan en contra de la 4T, acusó Toledo, es Rocío Nahle, titular de Energía por lo que está pasando en el sector.

Una vez enterado de la posición de su “colaborador”, López Obrador, simplista, valemadrista, desinteresado, minimizó las palabras del funcionario e irracionalmente volvió al pasado “el mejor gabinete que ha tenido México fue el del Presidente Benito Juárez… ellos también tenían sus diferencias. En el mío hay discrepancias, no hay pensamiento único. Al final quien toma las decisiones es el Presidente (yo) con base en los argumentos que me presentan. Decido en función de lo que le conviene al pueblo”…(Nada más falso).

Se fue por la fácil.

Lo cierto, Morena y la T4a se hunden en el estiércol. No por el trabajo inteligente de la oposición, no, es por los intereses personales, tribales, políticos, reales de un sexenio fallido (apenas 19 meses); el mesianismo irracional de un sujeto que vive (no gobierna) en Palacio Nacional cuyo objetivo principal es cobrar venganza y endiosarse en el poder que seguramente perderá en 2021, 2022 y 2024.

* Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Latitud Megalópolis (LM).

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