CANCILLER MARCELO EBRARD:
Espero que le sea leve la visita de Andrés Manuel López Obrador a Washington, D.C. para la Cumbre de Líderes de América del Norte, en la que se reunirá con el presidente Joe Biden, de EUA y el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Nuestro presidente expresó la semana pasada que “hay condiciones inmejorables para que este instrumento (el TMEC) nos ayude a reactivar nuestras economías, crear empleos, que haya bienestar…” Ojalá así fuera, pero me permito disentir.
Canadá, el que podemos considerar al país con menos baches en la relación con México, hace un año puso el grito en el cielo cuando nuestro gobierno se negó a pagar lo estipulado en el contrato por la construcción de los gasoductos en la que intervinieron algunas empresas canadienses. La 4T argumentó -como suele hacerlo- que los contratos eran leoninos, pero nunca explicó claramente por qué. Finalmente, el conflicto se solucionó de manera que no supimos si los mexicanos vamos a pagar menos o simplemente se amplió el plazo para que nos permitieran abonos chiquititos…
Por lo que hace a EUA, se mantiene el intento de MORENA por la aprobación de la Contrarreforma Eléctrica, asunto que ya ha molestado -y mucho- a los congresistas estadounidenses por el daño que haría a las inversiones que las empresas de aquel país han hecho en México por miles de millones de dólares.
Asimismo, EUA tiene una justificada preocupación por la creciente presencia del crimen organizado en México. “La estrategia de ‘abrazos, no balazos’ parece no gozar de buena reputación…” en nuestro país, publicó el periódico The Washington Post la semana pasada: “Ante la difícil situación por la que atraviesan lineguridad pública y los recientes compromisos asumidos con EUA, ha llegado el momento de que México cambie la estrategia; hay que sacar a los capos de su zona de confort, detenerlos y llevarlos a la justicia. (…) La violencia letal se encuentra en sus niveles más altos de la historia contemporánea”.
Luego, el TWP nos recetó que, de acuerdo con el Índice Global de Crimen Organizado, México se ubica en el cuarto lugar internacional, después del Congo, Colombia y Myanmar. El resto de las notas publicadas por el periódico estadounidense sobre México van de un tema desastroso a otro peor: la venta de niñas en el Estado de Guerrero, los autos chocolate y la violencia de género.
Otro tema delicado es el de la migración. Joe Biden lanzó un programa de construcción de infraestructura para reactivar la economía y el empleo de su país. Por su parte AMLO afirmó que no puede haber crecimiento sin fuerza laboral, por lo que insistirá en la reactivación del Programa de Trabajadores Invitados a fin de que EUA otorgue por lo menos ¡600 mil visas..! a los migrantes de México y Centroamérica.
Ciertamente el crecimiento reclama fuerza laboral, pero no necesariamente de otro país y menos cuando los electores estadounidenses muestran un profundo sentimiento antiinmigrante. AMLO, siempre viendo hacia el pasado, pretende equiparar el Programa de Trabajadores Invitados con el Programa Bracero, que fue implementado durante la II Guerra Mundial, pero no hay manera porque en el pasado EUA era el que nos necesitaba y ahora es al revés...
Es muy probable que nuestro presidente reitere lo “idóneos” que son los programas Sembrando Vida y Jóvenes construyendo el futuro… para contener a los centroamericanos en sus países. El problema con los programas de la 4T es su deficiente instrumentación: no hay controles ni rendición de cuentas sobre los recursos invertidos, ni indicadores de efectividad, como le gusta a los sajones.
Pese a todo lo anterior, AMLO afirma que “algo bueno saldrá” de esta nueva Cumbre.
¿Será..?
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