Eduardo Ibarra Aguirre
Tras el asesinato del reportero José Luis Gamboa, en el puerto de Veracruz, y el fotoperiodista Margarito Esquivel en Tijuana, Baja California, era previsible la pregunta sobre el tema al presidente Andrés Manuel, mas no tanto la respuesta por evasiva y hasta de justificación de los magros resultados en la materia durante los 37.6 meses del gobierno de la Cuarta Transformación.
Para López Obrador a sus opositores no les importa la vida de los trabajadores de los medios de comunicación, sino lo que buscan es sacar provecho “hasta del dolor humano, siempre y cuando sea para afectarnos”, pues aprovechan los asesinatos a periodistas para afectarnos, “porque son muy deshonestos”. Y los llamó a no actuar como “zopilotes”.
Intencionalidades aparte, muy difíciles de juzgar por aquello de que de buenas intenciones está sembrado el camino del infierno, lo cierto es que en política lo que cuenta son los resultados. Y las oposiciones políticas y sociales tienen no sólo todo el derecho sino la obligación de señalar las insuficiencias de un gobierno que, ciertamente, heredó una gran cantidad de periodistas asesinados desde el caso del columnista Manuel Buendía Tellezgirón, liquidado el 30 de mayo de 1984 bajo el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado. Y en los que con demasiada frecuencia los autores intelectuales son hombres y mujeres también (aquí no cabe la coartada del feminismo que ahora se usa y abusa como nunca) pertenecientes o vinculados al poder político, además del criminal.
Y los resultados en las investigaciones ministeriales y de las sentencias inculpatorias son escasos frente a un problema mayúsculo no sólo para los periodistas y sus familias, como también para la libertad de expresión y la democracia mexicanas, pues mientras la vida de los periodistas corra peligro, éstas no podrán florecer a plenitud, como corresponde a la 4T.
Tan seria es la magnitud del problema que los diversos organismos que tienen como modo de vida y de operación la defensa de los derechos de los trabajadores de la industria de la comunicación, incluidos los que gozan del padrinazgo extranjero (Londres, París y Washington) no son capaces todavía de hacer estimaciones numéricas convergentes.
Pero eso sí repiten hasta la náusea que México es el país más inseguro del mundo para el trabajo periodístico, por encima de Irak y Siria, eufemísticamente llamados “países en guerra” para evitar decir invadidos por Estados Unidos. Con sus 41 millones de habitantes iraquíes y los 18 millones de sirios cualquier comparación con un país como México, de más de 130 millones de habitantes, está fuera de lugar porque todas las cifras es preciso correlacionarlas con la población o el gremio, salvo que se busque la frase efectista.
“Si tenemos diferencias políticas, ideológicas, en ese plano, en ese terreno, tenemos que dirimir nuestras diferencias, no utilizar cosas que tienen que ver con el dolor, con la desdicha de otras personas, no actuar como zopilotes, para decirlo con toda claridad”, insistió el tabasqueño de Tepetitán (Macuspana) en el salón Tesorería de Palacio Nacional durante la mañanera del día 18, pero sin poner de relieve que son aquellas diferencias de corte político y más todavía las ideológicas, las que conducen a las dirigencias partidistas, empresariales y a los intelectuales orgánicos a tener visiones e interpretaciones diversas y hasta encontradas sobre un miso suceso político, económico y social. Y ni qué decir del mundo de las artes y la cultura.
Acuse de recibo
“Eduardo, los opositores urgen para que se gobierne para todos, cosa que recalcado el ‘primero los pobres’ no se ha dejado de hacer. Por eso se ve miserable esa advertencia del tal Alito (Alejandro Moreno Cárdenas), de correr del PRI, al que acepte puestos diplomáticos de la 4T. Una postura coherente de AMLO, de abrir espacios pese a cuestionamientos internos, frente a la baja catadura de quien lidera al anciano partido”; la opinión es de la periodista y escritora Teresa Gil sobre la siguiente Utopía: https://www.imagenpoblana.com/22/01/18/ine--161-000-casillas-para-el-revocatorio (...) “Izquierda y comunista son palabras que debemos recuperar sin ningún rubor. Hablar de Arnoldo Martínez Verdugo es hablar de nosotros, de nosotras, porque el comunismo es el comunitarismo, es el trabajo abajo, con la gente”. Así vivimos la develación de una placa en su honor. https://t.co/i2KgQTJ6tc (.) Twitter https://twitter.com/imeldacastromx/status/1482436684528734211 (...) De Elba Pérez Villalba: “En días pasados falleció Gerardo de la Torre, quien fuera trabajador petrolero, actor, periodista, escritor, crítico literario, guionista de cine y televisión; también investigador del CEMOS (Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista) y director de la Casa del Lago. Además, recibió varios premios literarios. Antiguo militante del PCM (Partido Comunista Mexicano). QEPD”.
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