Yamiri Rodríguez Madrid
Pareciera que en México y en Veracruz nos hemos autoimpuesto la consigna de romper los récords de la fatalidad. La Comisión Nacional de Búsqueda de Desaparecidos reveló que ya son más de 100 mil los desaparecidos y no localizados en todo México; poco más de 31 mil desde que inició la presenta administración federal morenista.
Hay que recordar que Veracruz es uno de los estados que más fosas clandestinas concentra en su territorio, y, por ende, uno de los que más restos por identificar aún tiene. Familias, padres, madres, que tienen años peregrinando para poder encontrar la mínima pista de los suyos y, cuando los hallan, entonces inicia otro viacrucis por su identificación, pero no hay ni los insumos, ni el recurso material ni humano para poder cumplir esa tarea titánica desde la Fiscalía General del Estado.
A eso hay que sumar las alertas diarias que se emiten por la desaparición de personas, jóvenes en su gran mayoría, a lo largo y ancho de nuestra geografía veracruzana. Así, todos conocemos por lo menos un par de historias cercanas de amigos, conocidos, que desaparecieron desde hace años y sus familias no tienen la mínima pista de qué paso con ellas y con ellos.
Para que usted dimensione lo anterior, 100 mil desaparecidos es superior a la población total de Tantoyuca (99, 959 de acuerdo a datos del INEGI 2020), de Tierra Blanca (95, 602) o Coatepec (93, 911), es como si se quedaran vacíos, como si de un día a otro se esfumaran y nadie se percatara cómo desaparecieran, dónde están: son 100 mil.
Ante la cifra, la expectativa es que las autoridades implementen políticas públicas para dar solución, pues hoy es un problema mayúsculo el que enfrenta, sin importar en qué gobierno inició.
Insisto, es una cifra funesta, son 100 mil familias que pese a los años que pudieron haber transcurrido en muchos casos, no pierden la esperanza de encontrarlos un día con vida. Son 100 mil familias que se sienten muertas en vida.
@YamiriRodriguez
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