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miércoles, 1 de junio de 2022

Cumbre de las Américas

 


 Doctor Carlos Alberto Martínez

Los gobiernos de América Latina no terminan de digerir su relación con EU, cada día se les atraganta más. En Europa; Grecia, Portugal y España supieron entender la necesidad de aliarse con las naciones más fuertes de la región, Alemania, Francia, Italia e Inglaterra para caminar juntos en los grandes desafíos comunes; nuestros gobiernos en cambio no saben qué hacer con relación al vecino más fuerte. Por siglos les sigue dando comezón EU, a los mexicanos, por ejemplo, nos educan desde niños con un sentimiento antinorteamericano entre otras razones; porque “nos quitaron la mitad de nuestro territorio”, omitiendo el detalle de que un gobierno autoritario y centralista vendió los estados y que se le pagó por ello. Lo cierto es que los gobiernos latinoamericanos hacen mucho ruido sobre EU, mientras que, siendo honestos, en Washington ni los toman en cuenta.

 

Con motivo de la Cumbre de las Américas nuestros gobiernos quisieron jugarle a la geoestrategia, al modulador electoral norteamericano y al chantaje. Que sí la cumbre le costaría la elección de medio termino a los demócratas, que si el presidente Joe Biden tenía casi que suplicar por la asistencia de los presidentes a la reunión porque si no quedaba en ridículo, que si los necesita más que nunca, etc. Cuesta trabajo pensar cómo un jefe de estado electo democráticamente que autoriza billones de dólares de ayuda militar a Ucrania, que se reune con los jefes de estado de la India y Japón para agilizar el comercio en el pacífico o con los jefes de estado de Europa en pleno conflicto bélico, quede mal parado porque no asista Daniel Ortega, Nicolas Maduro o Manuel Diaz-Canel. Y todavía cuesta más trabajo entender cómo el electorado de EU pudiera estar pendiente sí algún autócrata de la región le hace el vacío a la poderosa diplomacia fundada por Thomas Jefferson. Los gobiernos de Latinoamérica no existen en el imaginario estadounidense salvo cuando los arrestan por corruptos o por sus relaciones con el crimen organizado.

 

Pocas veces surge un presidente de EU con interés por Latinoamérica como Biden, lo mueve la agenda demócrata en defensa de los derechos humanos, la migración y décadas de experiencia política. Su moderación ha llegado al grado de escoger a la ciudad de Los Ángeles como sede, la región con el mayor número de hispanos de todo el país, en donde se hablan 224 idiomas con una población que proviene de 140 países. Como respuesta se ha venido encontrando con la demagogia que al mismo tiempo que piden dinero, refunfuñan acomplejados por el poderío norteamericano. Con EU lo que vale es venderle y comprarle bienes, fortalecer las inversiones de su sector privado en nuestros territorios y compartir el interés por la seguridad, la pobreza y la marginación, así como el cuidado del medioambiente; pues pedirle dinero o pretender ponerlo contra la pared no es opción, lo que no han entendido por décadas nuestros gobiernos que no se cansan de quedar en ridículo.

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