Juan Carlos
Flores Aquino
Ahogada,
asfixiada, caliente y muy contaminada es como estuvo la Ciudad de México el
pasado mes de mayo, por las manifestaciones, cierres, protestas y marchas que
padecimos en nuestra ciudad.
Las pérdidas
económicas por este caos son millonarias, pues para que haya productividad
necesitamos movilidad, que necesariamente se da en automotores, y aquellos
puristas que salen con que hay que usar el transporte público o andar en
bicicleta, solo hay que ver cómo están en horarios pico o como a la hora de la
pedaleada respiramos puro smog, o el número de atropellados diarios.
Que decir de
los policías de tránsito, que, en casi todos los cierres vehiculares, se la
pasan tomando el refresco o comiendo la torta, o en el chisme entre ellos o en
el celular, sin la vocación de informarnos cuales son las alternativas reales o
por cuanto tiempo estarán cerradas las vialidades. Súmele que es en días
laborales, entre semana, y en horario pico.
Le apuesto que todos los que nos enfrentamos a estos cierres
vemos esta situación que les describo, y que no andamos paseándonos, sino
trabajando, o más gravemente, trasladándonos por alguna necesidad de salud.
Increíblemente
hay una Secretaria de Movilidad que se ocupa de todo menos de darle MOVILIDAD a
nuestra ciudad. Lo peor, la falta de coordinación con la Secretaría de
Seguridad Pública, en específico con la Policía de Tránsito, para darnos
alternativas viales o armar operativos previamente que eviten nudos vehiculares
o círculos viciosos.
Es decir, si
vamos sobre Eje Central y está cerrado en Fray Servando ¿por qué no avisarnos
desde Viaducto que tomemos alternativas?, o si vamos sobre Av. Monterrey y
cierran Av. Chapultepec ¿por qué no anticiparnos desde Álvaro Obregón?
En lugar de
estos operativos, vemos cierres absurdos de una calle, o alternativas que dan
vuelta en círculo, y molestias en el personal de tránsito cuando se los dices.
Si la autoridad no puede con un simple operativo, ya ni exigirles a nuestros
diputados que se pongan a legislar sobre una realidad de nuestra ciudad: las
marchas.
Y no se
trata de prohibirlas (pa´ que no nos acusen de conservadores) sino de
adaptarlas a nuestra realidad. Ejemplos, hay muchos en varias ciudades del
mundo similares a la nuestra.
Éntrenle
diputados, no le saquen, al fin no andamos en elecciones.
Twitter:
@floresaquino
Publicar un comentario