Por Leopoldo Mendívil

EN C. EDUARDO BOHÓRQUEZ,

DIRECTOR EJECUTIVO,

TRANSPARENCIA MEXICANA:

+ Más vale encender una vela

que maldecir en la oscuridad

Confucio

Hay una palabra en inglés que me gusta mucho: accountability. No tiene traducción al español, pero se refiere a la responsabilidad de un individuo respecto de sus acciones y los resultados conseguidos. En los países desarrollados y con democracias maduras es algo que ya no se demanda, simplemente se da por sentado que políticos y funcionarios de gobierno lo tienen asumido.

En México nos ubicamos muchos escalones más abajo, pues apenas estamos en la lucha anticorrupción y ensayando la rendición de cuentas; sobre esta última, nuestros gobiernos la conciben como transparencia en el gasto y en la información sobre el cumplimiento de metas. Claro, si no se declara la obra  como de “seguridad nacional” o que no existe información al respecto.

Volviendo al accountability, este concepto tiene como característica que un funcionario o político lo incorpora a su conducta personal; su cumplimiento no depende de la amenaza de una contraloría o una auditoría. Pero como nadie es un santo, el accountability también presupone que el país ha de contar con un sistema legal confiable y eficiente para que sea posible.

¿Por qué es importante? Porque es un poderoso freno al autoritarismo, pues tiene que ver con el control que los ciudadanos podemos ejercer sobre las malas decisiones de nuestros gobiernos. Que le hayamos dado el voto a tal o cual lider o partido, no es un cheque en blanco.

La verdad, uno se cansa de la falta de accountability en los funcionarios y políticos mexicanos. Aquí unas perlas:

El Lic. Juan Antonio Ferrer, a cargo del INSABI, da cobertura al 35 por ciento de la población, mientras que el Seguro Popular abarcó el 45 por ciento. No veo por ningún lado algún intento por recuperar a esos millones de antiguos afiliados. Aun más, de los que sí están inscritos, solo 66 por ciento ha podido surtir sus recetas dentro de la institución, pese a las reiteradas promesas de acabar con el desabasto de medicamentos. 

El general Luis Rodríguez Bucio y su Guardia Nacional han dado magros resultados. Con base en datos oficiales, el espléndido analista Alejandro Hope (El Universal, 17 agosto) demuestra cómo, a pesar de contar con el triple de personal y un presupuesto infinitamente mayor que la Policía Federal, la GN ha detenido a la tercera parte de presuntos delincuentes.

El general Luis Cresencio Sandoval, seretario de la Defensa Nacional, ha pedido que la Guardia Nacional quede totalmente bajo su mando. Si tanto le preocupa la seguridad pública, debiera dedicar más soldados esta tarea, en vez de aceptar toda clase de encomiendas, como la construcción de las sucursales del Banco del Bienestar, el AIFA o un tramo del Tren Maya.

El doctor Jorge Alcocer, desde la Secretaría de Salud, ha disminuido en 40 por ciento los apoyos para los gastos catastróficos generados por el cáncer cervico uterino, siendo que las mujeres que se atienden en el sector salud no tienen recursos. Cabe resaltar que este tipo de cáncer es la segunda causa de muerte entre las mujeres. De los niños con cáncer ya ni caso tiene reiterar.

La maestra Delfina Gómez deja la SEP con una sonrisa y le dice a su sucesora que entrega una dependencia “viva y en marcha”. Yo veo a la SEP más muerta que viva, por las razones que señalé anteayer, en esta columna.

Podría seguir con los titulares de la CFE, PEMEX, SENER y varios más, pero el espacio es límitado. Los personajes arriba mencionados tienen como común denominador que ponen su lealtad al presidente muy por encima de la lealtad a los ciudadanos que prometieron servir. Olvidan que NO son funcionarios presidenciales, son funcionarios públicos.

Pero como las cosas son de ida y vuelta, también reconozco que los ciudadanos debiéramos ser más participativos en organizaciones de la sociedad civil para, en conjunto, demandar respuestas y poner altos.

Por cierto, la conducta opuesta al accountability es la falta de humildad y sentido común para reconocer las propias fallas y tomar el camino fácil de echarle la culpa a los demás.

¿Le suena familiar?

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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