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sábado, 10 de diciembre de 2022

Empresas sociales: catalizadoras del desarrollo sostenible

 


Gabriela Cuevas Barron

Isaías López Jiménez



Desde el inicio de la pandemia, el Secretario General de las Naciones Unidas anticipó que la recuperación de la crisis de la COVID-19 tendría que impulsarnos a construir una economía diferente, con sociedades más equitativas, inclusivas y sostenibles. Este llamado ya tenía algunos precedentes, siendo el más llamativo el realizado por el Financial Tiimes en septiembre de 2019. A través de la campaña “Capitalism. Time for a reset”, el diario británico propuso una reformulación del capitalismo, uno en el que los negocios no se enfoquen únicamente en el interés de los accionistas, sino que generen ganancias con propósito y tomando en cuenta el contexto social.

Años atrás, el Profesor Muhammad Yunus (premio Nobel de la Paz) anticipó que para reducir la pobreza en el mundo teníamos que redefinir conceptos y rediseñar instituciones. Fue así que propuso la figura de los negocios sociales y, con el tiempo, se fueron creando conceptos similares como el de empresas híbridas, empresas con propósito, empresas de beneficio e interés colectivo, cuarto sector, entre otros. Al final, todos estos tipos pueden agruparse en el término de empresas sociales, entendidas como aquéllas que no se enfocan en la maximización de las ganancias sino en la solución de los problemas que más aquejan a la humanidad mediante modelos de negocio innovadores y autosustentables. En otras palabras: las empresas sociales no centran su atención en el capital sino en el ser humano.

Problemas como la pobreza, la desigualdad social, la inseguridad alimentaria, el cambio climático y la falta de vivienda adecuada o de agua potable, exigen respuestas novedosas para evitar poner en riesgo a las futuras generaciones. Esta necesidad se ha hecho más evidente a siete años de haberse adoptado la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, ya que los esfuerzos realizados hasta ahora no han sido suficientes. En el Informe 2022 de las Naciones Unidas sobre este tema, se reconoció que estamos frente a un “panorama especialmente preocupante” y que la Agenda para el Desarrollo Sostenible se encuentra “en grave peligro”. Bajo este contexto, las empresas sociales se han considerado como una parte importante de la solución.

En México hay algunas empresas como Iluméxico, que diseña e integra equipos solares para brindar luz eléctrica a familias que viven en lugares remotos; Pixza, una pizzería que además de ofrecer pizzas hechas con maíz azul e ingredientes mexicanos, ofrece empleo formal a jóvenes en situación de abandono para lograr su reinserción social; Isla Urbana, empresa que diseña e instala sistemas de captación de lluvia para llevar agua a comunidades que no tienen conexión a la red de agua potable; y Promesa, que implementa soluciones ambientales en escuelas, unidades habitacionales y otro tipo de organizaciones, para promover la responsabilidad ambiental mediante acciones de manejo responsable de desechos.

Este tipo de empresas están revolucionando el pensamiento convencional y se han constituido en verdaderos catalizadores del desarrollo sostenible al generar más y mejores empleos, movilizar capital, promover el desarrollo inclusivo, conservar recursos naturales, entre otras acciones. Es tal su potencial que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó el pasado mes de abril una Guía práctica dirigida a hacedores de política pública ofreciéndoles orientación sobre el diseño de marcos legales que favorezcan el desarrollo de este tipo de empresas; y dos meses más tarde emitió una recomendación para que los países adherentes reconozcan y promuevan esta figura legal.

Por su importancia, es imperativo que en el ámbito legislativo se discuta la necesidad y relevancia de crear un marco jurídico especial para las empresas sociales a fin de identificarlas, visibilizarlas y fomentar su desarrollo y expansión, tomando en cuenta que una de las razones por las que son escasas las empresas sociales es la falta de marcos institucionales y estrategias de política pública que propicien su florecimiento de manera proactiva.


@GabyCuevas

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