Por Leopoldo Mendívil
A LOS PRESIDENCIABLES,
DE TODOS LOS PARTIDOS:
+A veces uno se va
a estrellar y acelera
Refrán popular
PEMEX parece un puerco espín. Por el lado que uno lo quiera agarrar, sale espinado. Pese a los “otros datos” que alegremente se manejan en las mañaneras, vean ustedes nada más estas cuantas realidades.
“En 2023, la política energética de México se ve cada vez más discordante con respecto a las del resto del mundo.” Con este duro juicio empieza de The Economist su articulo sobre nuestro país dentro de la serie “2023: El mundo que se avecina” (22/11/18).
Ya todos sabemos que la apuesta lopezobradorista es alcanzar la soberanía energética a través de PEMEX, pero francamente no veo cómo lo va a lograr ni en 2024 ni en 2030, de seguir como va.
Imagino que elaborar un plan de negocios en PEMEX es un asunto muy, muy complicado. Pero para eso están los especialistas, esos que tienen 90 por ciento de capacidad y 10 por ciento de lealtad, como al presidente le gustan..; porque los actuales, cuya proporción capacidad/lealtad es inversa, parecen no darle al clavo. Por mucho que se escuden en que recibieron “un cochinero”, no parecen haber tomado las mejores decisiones en los últimos cuatro años.
La paraestatal ha recibido toneladas de pesos para alcanzar la meta de producir dos millones de barriles diarios (mbd); cada año esa meta se ha reducido. En 2022 y a pesar de un crecimiento de 1.5%, apenas logró producir mil 781 mbd, según las estadísticas petroleras de PEMEX.
A decir de los analistas de BBVA, la mala situación de PEMEX se debe a que los yacimientos maduros siguen a la baja, sin que los campos nuevos sirvan de compensación. Además, no hay nuevas asociaciones con privados, por lo que el costo de la perforación recae completamente en la paraestal (El Economista, 23/01/04).
La problemática tiene otro ángulo peligroso: las calificadoras, que no confían en la paraestatal ni en la politica energética de la 4T.
Al día de hoy, PEMEX tiene una calificación de BB-; es decir, la salud de su grado de inversión se ubica en grado de especulación desde 2019. Nadie en su sano juicio va a comprar bonos ni deuda de la petrolera, a menos de que pague intereses altísimos y eso tampoco es un factor favorable para las finanzas mexicanas. La fortaleza del súper peso viene de otros lados, no de PEMEX.
Un tercer ángulo emproblemado es el ambiental.
Como ustedes saben, hay fuertes presiones en el mundo para migrar a energías limpias, cosa que PEMEX no ha hecho pese a sus promesas.
Nada más les cuento que de acuerdo con una investigación de México Evalua y con datos de Sustainalytics, PEMEX es la tercera petrolera en el mundo con más puntos de riesgo medioambiental, social y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) con 56.7 puntos. Tal calificación tampoco ayuda a atraer inversionistas, pero sobre todo, pone a México en riesgo de no cumplir con sus compromisos frente al cambio climático, problema mundial de altísima envergadura.
Como cereza de esta problemática está el pleito que la 4T trae con las empresas extranjeras que invirtieron en México para producir energías limpias. Como no sea que el presidente haya llegado a un acuerdo en lo oscurito durante la Cumbre de Líderes de Norteamérica para desactivar la Ley de Energía, a fin de no quedar mal con sus bases, en cualquier momento se echa andar el pánel de controversia dentro del T-MEC, mismo que vamos a perder y nos va a costar unos 30 mil millones de dólares…
Lamentablemente y como dice The Economist, “las políticas y legislación (energéticas de México…) continuarán, sin importar el costo.”
El costo lo vamos a pagar todos y cada uno de los mexicanos, de cualquier edad, de una u otra manera. Algunos lo haremos con nuestros impuestos y otros lo harán viendo cómo se merma el presupuesto para infraestructura, salud, educación y desarrollo de otros ámbitos económicos.
Tocará a uno de ustedes zafarnos de las púas del puercoespín, porque no estamos dispuestos a pagar un costo tan gigantesco como absurdo.
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
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