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jueves, 2 de marzo de 2023

El éxito del 26F


Jesús Zambrano Grijalva


El pasado domingo 26 de febrero (26F) cerca de millón y medio de ciudadanas y ciudadanos salieron a las plazas públicas en más de 100 ciudades del país; entre ellos un medio millón de personas inundaron el Zócalo de la CDMX, y desbordaron las calles circundantes, para manifestarse en contra de las reformas electorales regresivas del gobierno de López Obrador y exigirle a la Corte que las derogue.

 

La manifestación del 26F fue un éxito, cumplió con el objetivo de unir a ciudadanas y ciudadanos de todas las edades y estratos sociales en defensa del INE y la democracia. La ciudadanía llegó por su propia voluntad y se apoderó de las plazas públicas del país para dejar en claro que desea vivir con libertades y que no permitirá que en México se instaure una dictadura.

 

Es la segunda llamada de atención que, a través de la vía civilizada, la ciudadanía le hace a López Obrador para que detenga sus impulsos dictatoriales. La demanda ciudadana expresada en la marcha del 13N y en las concentraciones del 26F debería ser vista, escuchada y atendida por el presidente de México.

 

Sin embargo, la reacción de López Obrador ha sido la de un dictadorzuelo persecutor que, insultando, difamando y exhibiendo públicamente a organizadores y participantes de la concentración en el Zócalo capitalino, pretende repeler y desprestigiar la movilización. No puede concebir que centenares de miles de ciudadanas y ciudadanos se manifestaron el pasado domingo en contra de su Plan B, no puede aceptar que su poder ha menguado y ha perdido el monopolio de la movilización social.

 

López Obrador está fuera de sí, este tipo de expresiones ciudadanas lo desestabilizan. Su nivel de enojo y malestar podrían ser proporcionales al éxito del 26F. Pero en realidad, la movilización ciudadana no iba dirigida al reyezuelo de Palacio que está ofuscado en consolidar su autoritarismo. La concentración ciudadana del 26F fue para exigir a las y los ministros de la Corte que hagan valer el Estado de derecho, que apliquen las normas vigentes y detengan las reformas inconstitucionales que Morena y sus huestes, por órdenes del Ejecutivo, vergonzosamente aprobaron en el Legislativo.

 

Más allá de la cólera presidencial y el éxito rotundo del 26F, es importante señalar que la batalla no está ganada, esto es apenas el comienzo, vienen tres sucesos que serán definitivos para restablecer nuestra democracia:

 

El primero es que luego de la publicación y entrada en vigor del segundo paquete de decretos del Plan B, los partidos de oposición, las y los Diputados y Senadores en lo individual, el Consejo General del INE y los gobiernos locales presenten sus respectivas acciones de inconstitucionalidad y controversias ante la Corte.

 

El segundo es que las y los ministros de la Corte no se dejen amedrentar y que, ocho de los once ministros –entre ellos una doble plagiaria- que la integran, voten a favor de declarar inconstitucional o suspender las reformas con la que López Obrador pretende “destazar” al INE y a la democracia.

 

Y el tercero es que todo este ímpetu ciudadano expresado en la marcha del 13N y en las concentraciones del 26F se transforme en votos. Desde el PRD, tenemos muy presente que para que esto ocurra se requiere un cambio de paradigma en las dirigencias nacionales de los partidos de oposición. Ciudadanía y partidos políticos debemos caminar de la mano y definir juntos un método incluyente para elegir las candidaturas más importantes de 2024.

 

Jesús Zambrano Grijalva

@Jesus_ZambranoG



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