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miércoles, 29 de marzo de 2023

UNAM: Pleito por la Junta de Gobierno

 


Por Sergio Ramos Corral


En la UNAM la grilla nunca para. Ahora que ha llegado el momento de renovar una posición en la Junta de Gobierno, desde el Instituto de Investigaciones Jurídicas se ha desatado una campaña de desprestigio en contra de la más sólida de los aspirantes a ocupar la posición que dejó vacante José de Jesús Orozco.

La candidata es Margarita Luna Ramos, la ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuya candidatura ha sido presentada por la Facultad de Derecho y, sorprendentemente, ha empezado a encontrar resistencias apuntaladas en una calumniosa guerra de lodo.

A pesar de ser una mujer excepcional con una carrera judicial de 40 años, por lo menos ejemplar si no es que inmejorable, justo ahora que se le postuló, las fuerzas oscuras de siempre empezaron a circular toda clase de descalificaciones absurdas contra Luna Ramos. La acusan hasta de ser antifeminista cuando su trayectoria y sus resoluciones como jueza y ministra, la muestran como una de las mujeres que repetidamente han roto el techo de cristal trabajando a favor de la igualdad de género.

No es difícil rastrear el origen de los ataques contra la candidatura de Luna Ramos. Nominada por la Facultad de Derecho, que por cierto, tiene décadas sin lograr colocar en la Junta de Gobierno a uno de sus postulados, la ministra en retiro compite por el cargo con José María Cerna de la Garza, el candidato del Instituto de Investigaciones Jurídicas. Ahí mandan los itamitas a los que tanto ha criticado el presidente López Obrador en las últimas semanas.

El IIJ se ha apoderado de todas las posiciones importantes relacionadas con la materia legal en la UNAM, incluidas la oficina del Abogado General y los espacios para abogados en la Junta de Gobierno, desde hace tiempo. El cerebro, detrás de esa operación, y de la postulación de Cerna de la Garza esta vez, es Diego Valadés, cacique del Instituto que ya dirigió, aunque como sus últimos directores, Valadés tampoco estudió, ni la licenciatura ni el doctorado, en la UNAM. Lo hizo en Lisboa y en la Complutense de Madrid. Por supuesto, la mano que mece la cuna detrás de la guerra sucia contra Margarita Luna Ramos, es la del ex Procurador General de la República de Carlos Salinas de Gortari.

Las trayectorias de Luna Ramos y José María Cerna de la Garza no admiten comparación. Una tiene 40 años de experiencia en la carrera judicial, donde ocupó todos los cargos posibles hasta convertirse en Ministra de la Suprema Corte. El otro tiene 30 años de experiencia como investigador y escritor de textos jurídicos, vividos todos dentro de un cubículo universitario, estudiando, analizando y teorizando. No hace falta pensar mucho para saber qué necesita y qué le aporta más a la Junta de Gobierno de la UNAM, en estos momentos.

Hay, además, un detalle importante en la carrera universitaria de Cerna de la Garza: tres veces ha estado en ternas para dirigir el Instituto de Investigaciones Jurídicas. Eso significa que tres veces ha comparecido ante la Junta de Gobierno para presentar planes de trabajo y defender tres candidaturas suyas en momentos diferentes. En ninguna de esas tres ocasiones ha logrado convencer a la Junta para que lo designe director del Instituto que hoy lo postula. Por supuesto, parece hasta contradictorio creer que, si no ha podido ganar la confianza de la Junta de Gobierno para ser director, ahora se le conceda mérito para formar parte de la propia Junta de Gobierno.

La UNAM enfrenta tiempos difíciles porque su autonomía está bajo asedio. Justo por eso, una jurista con experiencia como juez constitucional, sería lo mejor que podría ocurrirle a la institución para defenderse de los embates que se avecinan, aunque algunos en la propia universidad no entiendan eso, sigan creyendo que no pasa nada y, por lo tanto, le apuesten a la guerra de lodo.

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