LIC. BLANCA LILIA IBARRA,

COMISIONADA PRESIDENTA DEL INAI:

+ Candil de la calle,

oscuridad de su casa.

Refrán Popular

La mañanera presidencial nos trajo de regreso a un personaje internacionalmente controvertido: Julian Assange, el experto informático y activista que puso al mundo de cabeza cuando a través de su portal, Wikileaks, dio a conocer una gran cantidad de documentos clasificados de distintos gobiernos, pero sobre todo de Estados Unidos.

Para los lectores jóvenes, permítame ponerlos en contexto. En sus inicios (2006), Assange y su equipo difundieron reportes veraces sobre hechos terribles. Tal fue el caso de rebelación de la tortura sistemática que las fuerzas estadounidenses inflingieron a sus adversarios en las guerras de Afganistan e Irak. Sus reportes fueron ampliamente reproducidos por los periódicos más importantes de ambos lados del Atlántico.

En 2010, Wikileaks difundió documentos secretos, correos electrónicos y cables del Departamento de los Estado de EUA, los cuales develaban todo el teje y maneje de la política exterior de el vecino país.

Cabe señalar que los colaboradores de Wikileaks afirman que todos los documentos filtrados y que son cientos de miles, fueron revisados uno por uno para evitar poner en riesgo a terceros inocentes.

El saldo favorable fueron la fama y los premios internacionales relacionados con derechos humanos y libertad de expresión, otorgados a Assange por su activismo en contra de los gobiernos opacos y, por qué no decirlo, actividades fuera de la ley.

El saldo negativo fue que para EUA tal activismo representó una violación a su seguridad nacional. Assange tuvo que vivir diez años asilado en la Embajada de Ecuador en Londres, a fin de evitar la extradición solicitada por el gobierno estadounidense. Hace un par de años se le acabó la protección y, hace dos semanas, Gran Bretaña accedió a trasladarlo a EUA, donde seguramente le espera una larga condena.

Para algunos, Assange es un hacker anarquista; para otros, un periodista que lleva la libertad de expresión al más alto nivel en un mundo de poderes opacos y abusivos.

Al parecer, nuestro presidente es de esta última opinión, al punto de ofrecerle asilo político hace un par de meses y, más recientemente, declarar que solicitará al presidente Joe Biden que indulte a Assange. De lo contrario, AMLO propone “iniciar una campaña para que se desmonte la Estatua de la Libertad, (…porque) ya no representa nada.”

Así las cosas, imagino que el inquilino de Palacio Nacional no vería con malos ojos que en México surgiera un Assange; por talento informático no paramos.

Este Assange-Mex podría conseguir la información que las autoridades niegan al INAI y a cualquier solicitante con el argumento de que está reservada. Me viene a la mente, por ejemplo, cuál es el gasto real de la construcción del AIFA, el Tren Maya y Dos Bocas y cómo ha sido gestionado... O cómo están conformados realmente los padrones de benficiarios de los programas sociales… O cuál fue la corrupción encontrada en el NAIM… O dónde están las pipas compradas en 2019 para distribuir gasolina… O cuánto se pagó por las vacunas anti-COVID… O los acuerdos matutinos del gabinete de seguridad… O la verdad-verdad-verdad sobre el caso Ayotzinapa… O quiénes aportan dinero por debajo de la mesa a todos los partidos políticos…

En fin, que trabajo no le faltría a este Assange-Mex.

Y ya imaginando, pues también imagino que la 4T -en un acto mínimo de congruencia-  felicitaría a Carlos Loret de Mola por el video de Pío López Obrador. Bueno, hasta el Premio Nacional de Periodismo le otorgaría. A Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad y a Claudio X. González seguro les concedería la Medalla “Belisario Domínguez” por sus acciones en pro del país. ¡Faltaba más!

¿Alguien se apunta a organizar Mexileaks?

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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